Rosas negras - Episodio 1
by Red Toberman
Cuando te gusta alguien, te vuelve loca.
Solo piensas en esa persona…
Y no sueñas con nadie más.
Llevo meses obsesionada con Nash.
A veces creo que también le gusto.
Pero, a decir verdad, no estoy muy segura.
Mientras estoy en mi cama pensando en Nash...
Mis dulces pensamientos son interrumpidos...
Cuando suena el timbre.
Es un poco tarde para visitas.
¡Yo voy!
Bajo las escaleras corriendo y abro la puerta.
Pero no hay nadie.
¿Hola?
Bajo la vista hacia el tapete de bienvenida...
Y veo un jarrón negro y liso.
Dentro del jarrón hay una rosa negra.
Es muy extraño.
Nunca antes vi algo así.
¿Quién pudo enviarlo?
Y ahí me doy cuenta.
Hace algunos días...
Nash me preguntó cuál era mi color favorito.
Yo estaba vestida toda de color púrpura...
Pero en vez de decir “púrpura”...
En broma le dije que “negro”.
¡Debe ser él!
Siento que se me ruboriza la cara cuando levanto el jarrón.
¡Guau! La rosa negra es hermosa.
Me voy a mi habitación.
Tengo el lugar perfecto para ponerlo.
Pongo el jarrón justo al lado de mi cama...
Y me duermo pensando en Nash.
Al día siguiente, en la escuela, me acerco a Nash...
Con mariposas en el estómago.
Le toco el hombro.
¡Hola!
Se gira y me mira con una sonrisa.
¡Hola, Ashley!
Todavía tiene húmedo su pelo castaño rizado por el baño.
Se ve tan lindo cuando se inclina para abrazarme.
Solo quería decirte...
Que lo que hiciste anoche...
Fue muy dulce.
Entrecierra los ojos.
¡¿Qué?!
Ay, no.
¿De qué hablas?
Luego, de reojo...
Veo una forma oscura detrás de Nash.
Es una chica llamada Cassandra.
Me fulmina con la mirada.
Eh, ¿la rosa?
Nash sigue sin entender.
¡Dios mío! ¡Lo siento mucho!
Alguien dejó una rosa en mi casa.
¡Pensé que habías sido tú!
¡Lo siento mucho!
Me río entre dientes, totalmente avergonzada.
Nash empieza a reírse.
Pues, no fui yo...
Pero es bueno saber que te gustan las rosas.
Ahora que lo sé...
Tendré que darte algunas.
¿Tal vez esta noche?
El cuerpo entero me hierve.
¡Sí! Me parece bien.
¿Qué te parece si te recojo en tu casa a eso de las siete?
¡Es una cita!
Me dirijo al baño...
Para disfrutar mi momento triunfal.
Pero cuando doblo la esquina para entrar al baño, grito.
Dos ojos enrojecidos me miran intimidantemente.
¿Buenos planes para esta noche, Ashley?
Mi corazón se acelera.
¡Dios, Cassandra, me asustaste!
Estás cometiendo un gran error.
¿De qué hablas?
Me agarra de los brazos...
Sus uñas negras se clavan en mi piel.
Se inclina hacia mí.
¡Auch!
Aléjate de Nash...
O te juro que te arrepentirás.
¡Aléjate! ¡Me estás lastimando!
Esto es solo el comienzo...
A menos que te alejes.
Luego, en un abrir y cerrar de ojos...
Sale del baño sin que me dé cuenta.
Recupero el aliento.
Hay un ligero aroma de rosas en el aire.
Es entonces cuando me doy cuenta:
Ella debe ser quien dejó la rosa negra en la puerta de mi casa.
El resto del día en la escuela, no me puedo concentrar.
Cassandra siempre ha sido una solitaria.
Me paso los dedos por las marcas que me dejaron sus uñas.
Es evidente que está enamorada de Nash.
No la culpo, pero no dejaré que eso me impida verlo.
Esa noche, me pongo mi vestido más lindo.
Mientras me miro al espejo...
Me doy cuenta de algo.
Los pétalos de la rosa negra...
Se marchitaron y murieron.
Solo quedan las horribles espinas.
Esa loca...
¿Por qué hizo eso?
Agarro el jarrón y lo tiro a la basura.
En ese momento, suena la bocina de un auto afuera.
¡Es Nash!
Les grito a mis padres:
¡Voy a salir! ¡Nos vemos más tarde!
Subo emocionada al auto de Nash.
¡Hola, preciosa!
Nash extiende el brazo hasta el asiento trasero...
Y me obsequia un impresionante ramo de rosas rojas.
Se me sale un suspiro.
¡Son hermosas! Gracias.
Ahora quiero llevarte a mi lugar favorito.
¡Increíble! Vamos.
Nash conduce por una sinuosa ladera.
La vista de la ciudad es increíble.
La pared del acantilado está cubierta de enredaderas y hojas.
Salimos del auto y me toma de la mano.
Nash, tu pelo...
¿Qué tiene?
No sabía que era tan oscuro.
Debe ser por la luz.
Sígueme.
Me lleva de la mano hasta el borde del acantilado.
Hay una banca cubierta de hermosas enredaderas.
Se ve toda la ciudad.
Nos sentamos uno al lado del otro.
Me mira a los ojos.
No puedo creerlo.
Llevaba mucho tiempo esperando este momento.
Me acerco...
Y lo beso.
De repente, siento que algo no está bien.
Siento un hormigueo en la nuca.
No puedo respirar.
¡Me estoy ahogando!
Y luego tengo una sensación punzante.
¡Ah!
Hay un brillo rojo en los ojos de Nash.
¿Pasa algo?
Intento hablar, pero no puedo.
Me meto la mano en la boca...
Y saco algo.
Es una rosa negra...
Mojada con sangre de mi lengua.
Grito y tengo arcadas mientras cae en mi regazo.
Con las uñas negras, Nash me agarra de la muñeca.
Te dije que te arrepentirías.
Mi piel comienza a arrugarse.
Grito de terror.
Pero es como un grito sordo.
Se me abren los ojos.
Miro mi cuerpo con confusión.
Mis extremidades se sienten pesadas y tiesas.
Me empiezan a salir espinas por la piel.
Tallos negros me atraviesan los brazos y las piernas.
Grito de dolor mientras me rasgan lentamente la piel.
Me crecen rosas negras por todo el cuerpo...
Y Nash empieza a reírse a carcajadas.
Su voz es femenina y malvada.
Me mira fijamente a los ojos y su rostro cambia.
Se le agrandan los ojos y se le alarga el pelo.
El rostro se le encoge y se le adelgaza hasta que...
Tengo frente a mí los ojos rojos de Cassandra.
Te lo dije.
Es mío.
¡Es mío!
No deja de gritar esas palabras una y otra vez.
Mientras tanto, siento que me hundo en la tierra.
Me ahogo...
Enterrada entre pétalos negros...
Y rodeada de tallos con espinas...
Hasta que lo único que queda de mí es el hermoso olor...
De las rosas.
App