Beso de Navidad - Episodio 1
by Elyse Endick
Es el día antes de la Feria Navideña…
Y estoy perdiendo los papeles, calladamente.
Mi mejor amiga, Kaya, y yo, estamos a cargo del armado de un stand…
Para la Alianza Gay-Hetero de nuestra escuela.
Lo cual, a todas luces, fue un error.
¡Ya sé! Armemos un stand para cantar karaoke…
Y que la gente venga a cantar villancicos.
Algo como: “Ahora nos ponemos nuestros atuendos gay…”
Kaya luce ofendida cuando ve que no me río.
¿Lo captas? Es divertido porque somos gays.
Me golpeo la cabeza contra el escritorio.
Esto no está funcionando.
Lo que pasa es que este año no siento el espíritu navideño.
Un momento... ¿es por lo de Chase?
¡No!
Kaya me clava los ojos.
Me conoce muy bien.
Está bien... sí lo es.
La verdad es que…
El año pasado me rompieron el corazón justo antes de la Navidad.
Fue mi culpa.
Pero es que Chase Jones es tan bello que rompí mi propia regla:
Nunca salir con un chico hetero.
Pensé que íbamos en serio…
Pero entonces Chase se apareció en la Feria Navideña con una chica.
Y cuando lo confronté frente a sus compañeros de equipo…
Actuó como si ni siquiera me conociera.
Juré que para la siguiente Navidad…
Tendría un nuevo novio…
Y obtendría lo que siempre he querido:
Un beso en el día más romántico del año.
Porque el Día de San Valentín es para tontos.
Lo que en verdad importa es con quién decides pasar las fiestas.
Sabes, aún hay tiempo de cumplir tu deseo.
La Navidad es en menos de una semana.
¿Cómo se supone que voy a encontrar un novio a tiempo para tener una Navidad gay?
¿Quién dijo que tenía que ser un novio formal?
Volteo los ojos.
Entonces... ¿qué?
¿Se supone que tengo que colgar una ramita de muérdago sobre mi casillero…
...y cruzar los dedos?
Kaya me toma por los hombros.
Miles, ¡eso es!
¡Vamos a armar una estación de muérdago!
Cobraremos un dólar y quien venga a vernos bajo el muérdago…
Recibirá un beso.
Asco. Gérmenes, Kaya.
¡Vamos, Miles, es perfecto!
Recaudaremos dinero para la alianza…
Y tú obtendrás lo que tanto quieres.
¿Mononucleosis?
¡Un beso de Navidad!
Lo pienso detenidamente.
Kaya tiene la razón.
Y quizá, tan solo quizá…
Puede que encuentre a ese alguien especial con quien compartir las fiestas navideñas.
Y bien, ¿qué dice el Sr. Scrooge?
Pues, mi mente dice : “Bah, patrañas…”
Pero mi corazón dice: “Hagámoslo”.
Kaya pega un grito y me arropa en un abrazo.
Ahora bien... ¿en dónde conseguimos muérdago, entonces?
Al día siguiente
Observo como otra compradora se dirige hacia nuestro stand…
Luego avanza hacia el muérdago…
Y le planta un beso a Kaya.
Nuestra idea para la Feria Navideña es un gran éxito.
Pero resulta que en Lakeside High hay muchas más chicas queriendo besar a otras chicas que lo que yo pensaba.
Y no las culpo...
Kaya es todo un partido.
Y yo, mientras tanto, sigo esperando mi primer comprador.
El estómago me ruge…
Y pienso en limitar mis pérdidas…
E irme un rato a buscar algunas castañas que se estén asando sobre una fogata…
O incluso un pastel de frutas.
Pero justo cuando pienso en que no se me va a cumplir mi deseo de Navidad…
Santa me trae a un chico...
El último que hubiese querido ver.
Entonces, si te pago un dólar, ¿te puedo besar…
O solo eres uno de los pequeños ayudantes de Santa?
Levanto la mirada para ver a Chase.
Es tan alto como un jugador de baloncesto.
Sus ojos son del color de un árbol de Navidad recién cortado.
Desde aquí puedo oler su colonia:
Menta.
Por un momento, me siento hipnotizado por su sonrisa bajo las luces que titilan…
Pero entonces recuerdo la Navidad pasada.
Y le pongo mala cara.
El Polo Norte está cerrado.
Ve a buscar a alguien más con quien jugar a los renos.
Chase arruga la cara.
¿Es eso lo que piensas que somos? ¿Un juego?
No…
No pienso que seamos nada en lo absoluto.
Pues yo sí.
Chase busca dentro de su billetera y saca un fajo de billetes.
Y lo deja caer en la caja de donaciones…
La cual está cubierta de copos de nieve con purpurina de arco iris.
Y como cliente que paga…
Quisiera recibir mi beso.
Miro de reojo a Kaya…
Quien pareciera haber pasado de un beso con Candace Moon…
A estar fajada por completo debajo del muérdago.
Odio tener que decirte esto…
Bajo mi voz hasta que suena como un susurro.
Pero Kaya es lesbiana.
No es con Kaya...
Si no contigo, Miles.
Así que ahora te sabes mi nombre.
Es curioso cómo pareciste haberlo olvidado en frente de tus amigos el año pasado.
Chase suspira y se pasa una mano por su hermoso...
Quiero decir, perfectamente adecuado...
Cabello.
Este año han cambiado tantas cosas.
Yo he cambiado.
En ese entonces tenía mucho miedo…
De que no me aceptaran.
Ahora por fin me siento orgulloso de ser quien soy.
¿Y si tuviese un deseo de Navidad?
Sería poder volver en el tiempo…
Y asegurarme de nunca haber estropeado las cosas contigo.
Siento que tiemblo ante las palabras de Chase.
Luce tan sincero.
Le echo un vistazo a la caja de donación que se interpone entre ambos.
Bueno, me imagino que podría besarte…
Por una buena causa.
Chase sonríe y da un paso adelante…
De manera que ambos quedamos de pie bajo el muérdago.
Me acerco a él…
Y mi corazón echa una porra navideña.
Pero antes de que nuestros labios se puedan unir, escucho algo.
Y no es una porra, ni el sonido de las campanas de Navidad.
Son risas…
De media docena de atletas, vestidos con sus mejores galas de baloncesto universitario.
Me aparto y, antes de que Chase pueda siquiera protestar...
Salgo corriendo.
Cruzo la muchedumbre a empujones, lejos de Kaya, quien me llama...
Lejos del olor de los bastones de caramelo y de la colonia de menta de Chase…
Lejos de otro humillante episodio de desamor más.
A la mañana siguiente
Kaya me espera al lado de mi casillero…
Tomada de la mano con Candace Moon.
Normalmente, me sentiría muy feliz por mi mejor amiga…
Pero hoy, simplemente no puedo hacer acopio del más mínimo espíritu navideño.
Antes de que me digas algo, no quiero hablar de eso.
Está bien.
La quijada prácticamente se me cae.
Conozco demasiado bien a Kaya como para pensar que ella va a dejar pasar esto.
¿Está bien? ¿Eso es todo?
¿Acaso no es tu trabajo decirme que el espíritu de la Navidad vive dentro de todos nosotros…
Y que aún y cuando no se me cumplió mi deseo navideño…
Todavía tengo mucho amor para dar?
¿O algún tipo de babosada como esa?
Normalmente sí.
Pero hoy, mi trabajo es decirte que abras tu casillero.
Le lanzo a Kaya una rápida y escéptica mirada.
Solo hazlo, Miles.
Sé que no es buena idea discutir con ella…
Así que hago lo que me pide y le doy vueltas a mi cerradura de combinación.
Y, esta vez, la quijada se me cae por completo.
Dentro de mi casillero, alguien lo ha decorado todo...
Y no solo con ramas de acebo…
Si no también con luces, adornos y oropel.
Y, colgando sobre la puerta de mi casillero…
Hay una rama de muérdago.
Me giro hacia Kaya, apuntando a las ramas verdes que cuelgan desde arriba.
¿Tú hiciste esto?
Kaya sacude la cabeza.
Eres muy lindo, Miles, pero preferiría besar a Candace.
Entonces, ¿quién?
Bueno, después de tu salida dramática de ayer…
Chase les armó un lío a sus compañeros de equipo.
Les dijo que si no lo podían aceptar tal como era…
O aceptar a quien él amaba…
Entonces no eran amigos suyos de verdad.
Le doy vuelta a las palabras de Kaya en mi mente...
Y a una palabra en particular.
¿Amor?
Se disculparon y luego se sintieron tan mal por todo…
Que me ayudaron a hacer esto.
Me doy la vuelta para encontrarme a Chase, quien sostiene un ramo de flores rojas y verdes.
Y aunque lleva puesto el suéter de Navidad más feo que uno se pueda imaginar…
Sigue viéndose demasiado bello.
Miles, nunca quise romper tu corazón.
Lo cierto es que, en la Navidad pasada…
Tú fuiste quien se robó el mío.
Pensé que éramos solo una aventura pasajera, pero cuando me di cuenta de que era algo más…
Necesité algo de tiempo.
Nunca debí haber hecho lo que te hice, ni haberte dejado esperando…
Pero lo cierto es que no quiero pasar otra Navidad sin ti.
Asimilo las palabras de Chase, sus actos...
Y luego doy un paso hacia adelante, bajo el muérdago.
Y bien…
¿Qué estás esperando entonces?
Chase sonríe.
Le entrega las flores a Kaya…
Y aprieta sus labios contra los míos.
Al principio, todo lo que puedo oír son los latidos del corazón de Chase…
Y las letras de todas las canciones de Navidad cursis que alguna vez se hayan escrito…
Todo eso resonando en mi cabeza.
Y luego, Kaya pega un chillido...
Y todo el auditorio rompe en una ovación…
De parte de Candace, de Kaya y de todos los compañeros de equipo de Chase.
Pero lo único que importa en ese momento somos Chase y yo.
Sonrío cuando nuestros labios se apartan, sabiendo que, esta vez, sí duraremos juntos.
Y que muy pronto…
Finalmente recibiré mi beso de Navidad.
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