De otro mundo - Episodio 1
by Ian Kieffer
¿Y si te dijera que los alienígenas existen?
¿Me creerías?
¿Y qué pasaría si te dijera que los alienígenas existen y yo estoy enamorada de uno?
Parezco una loca, ¿verdad?
Confía en mí, sé lo que digo.
Pero ahora que tengo tu atención…
Permíteme ir al inicio, donde la historia comienza.
Hoy, más temprano, estaba sentada en clase tratando de prestar atención.
Pero se hacía difícil por dos motivos:
1) Porque Lizzie Rochester y sus imbéciles amigas estaban tomándome de punto.
2) Porque no puedo dejar de mirar a Jacob, el chico nuevo de la escuela.
Lo extraño es que…
Estoy bastante segura de que él tampoco puede dejar de mirarme a mí.
Jacob tiene la piel suave y tersa y unos ojos amables y observadores.
Su mandíbula y sus pómulos definidos acentúan sus miradas dignas de un modelo.
Yo, por mi parte, no soy nada especial.
Y está bien.
Pero no estoy acostumbrada a que me miren fijo.
Me hace sentir un tibio cosquilleo en el medio del estómago.
Luego, de repente…
PAF.
Algo chiquito me golpea en la parte de atrás de la cabeza.
Lo saco de mi cabello. ¡Es una pelotita de papel mascado!
Pierdo la calma.
Me volteo furiosa para confrontar a Lizzie.
Pero al hacerlo, giro demasiado rápido…
Y me hago un horroroso corte en el dedo con un papel.
¡Ay!
Lizzie y sus amigas se ríen a carcajadas.
Tranquila, rarita.
No querrás sangrar sobre el pupitre.
RRRIIIING.
Suena el timbre que marca el fin de la clase.
Todos se retiran mientras yo atiendo mi corte.
De pronto, oigo una voz.
¿Por qué te tratan así?
Me volteo.
Es Jacob.
Estamos solos.
Se acerca y se sienta a mi lado en el pupitre.
No lo sé.
Porque soy distinta, supongo.
Entiendo.
Yo también soy distinto.
Me mira con sus ojos celestes.
Ojos que parecen ver hasta lo profundo de mí.
Un temblor me recorre todo el cuerpo.
Ven. Dame tu mano.
Yo vacilo.
Pero algo de él me da seguridad y me resulta genuino.
Su piel es suave y tibia.
Nos miramos a los ojos.
De repente, me pasa un dedo sobre el corte que me hice con el papel.
Yo quito mi mano de un tirón…
Y boto mi botella de agua del pupitre.
Y cuando miro para abajo…
El corte ya no está.
Alzo la vista y miro estupefacta a Jacob.
Él sonríe con dulzura.
¿Cómo hiciste...
Él se inclina para recoger la botella de agua.
Y en el instante en que lo hace…
CRAC.
Se oye el zumbido de una bala que atraviesa la ventana…
Y da contra la pared que está justo detrás de donde estaba su cabeza.
¡Abajo!
Me jala hacia el suelo, junto a él.
¡¿Qué rayos fue eso?!
Tenemos que irnos.
Él me guía para salir del aula gateando…
Más balas pasan zumbando por sobre nuestras cabezas.
Aparecemos en el pasillo.
Y ahí es cuando los vemos:
Un grupo de hombres en trajes negros que parecen de una agencia del Gobierno.
Avanzan hacia nosotros por el pasillo.
¡Vamos!
Me agarra la mano.
Salimos corriendo a toda velocidad.
Los agentes nos persiguen.
¡¿Quiénes son estos tipos?!
¡Después te lo explico!
¡Pero son malos!
Pasamos zigzagueando entre los estudiantes.
Los agentes se abren paso empujándolos.
Doblamos en una esquina y veo un carro de limpieza más adelante.
Sin pensarlo, lo vuelco al pasar corriendo.
Un par de agentes se tropiezan con él.
Irrumpimos en el gimnasio.
Pero las puertas de salida están cerradas con llave…
Y estamos arrinconados.
Los agentes se amontonan en el gimnasio y sacan sus armas.
Uno de ellos da un paso adelante.
No hace falta alarmarse, jovencita.
No tenemos ninguna intención de lastimarte.
Pero este muchacho es un enemigo del Estado.
Es un criminal terrible y despiadado.
Eso es mentira.
Soy inocente.
Venga de nuestro lado, señorita.
Y no saldrá herida.
Me vuelvo hacia Jacob.
No sé qué hacer.
Dijiste que esas chicas se meten contigo porque eres distinta.
Bueno, eso es lo que está pasando aquí.
Ellos quieren lastimarme porque soy distinto.
Miro a los agentes…
Luego vuelvo a mirar a Jacob.
Y simplemente sé que puedo confiar en él.
Lo miro profundo a los ojos.
Bien.
Estoy contigo.
Él sonríe.
Entonces ponte detrás de mí.
Cuando quiero darme cuenta, Jacob cierra los ojos e inclina la cabeza.
Todas las luces del gimnasio empiezan a titilar.
Debajo de nuestros pies, el suelo empieza a retumbar.
Jacob se arrodilla lentamente y toca el suelo…
SSSSSS.
El piso se ondula como una ola…
Y los agentes son lanzados por todo el gimnasio.
Chocan contra las paredes y el techo.
Todas las ventanas estallan.
Hay un caos salvaje y ensordecedor.
Jacob grita.
¡Sujétate de mí!
Yo me agarro de él y cierro los ojos.
Es como estar en un túnel de viento gigante.
Las ráfagas de aire tiran de mi piel, rasgándome la ropa.
Casi me arrancan de Jacob.
Pero luego todo queda en calma.
Oigo su voz.
Abre los ojos.
Los abro y doy un grito AHOGADO.
Estamos flotando en el espacio…
Rodeados de estrellas, lunas y planetas.
No sé qué lugar es, pero no es nuestra galaxia.
Todo está en calma, tranquilo.
Miro a Jacob.
¿Qué rayos eres tú?
Él sonríe.
Ese es mi hogar.
Señala un gigantesco planeta violeta a lo lejos, debajo de nuestros pies.
Me enviaron a la Tierra para intentar salvarte.
Para enseñarle nuestro modo de vivir a tu gente, a fin de que pudiera evolucionar como nosotros.
Pero tu Gobierno se enteró de mí.
Y ellos creen que soy algún tipo de arma de destrucción.
Me quedo sin palabras durante un buen tiempo.
¿Vas a decir algo?
Lo siento. Ha sido un día raro hasta el momento.
Se le dibuja una sonrisa hermosa.
Quiero que vengas conmigo.
A mi hogar.
¡¿Yo?! ¿Por qué yo?
No lo sé.
Pero siento que te pertenezco.
Tal vez porque eres distinta.
Yo sonrío y me pierdo en sus ojos.
Pero luego me espabilo.
No, lo siento. Es que... yo... no puedo.
Toda mi vida está allá, en la Tierra.
Mi familia. Todos.
Jacob frunce el ceño, pero asiente con la cabeza.
Entiendo.
¿No puedes venir tú conmigo?
Es demasiado peligroso ahora.
Ten, toma esto.
Me entrega un pequeño orbe metálico.
La próxima vez que esas chicas te traten mal…
Usa esto.
Miro el objeto.
¿Cómo?
Él sonríe.
Lo sabrás luego.
Adiós, Claire.
Se inclina adelante y me da un beso en la mejilla.
Todo el cuerpo se me entibia…
Como si mis entrañas se iluminaran.
Cierro los ojos.
Adiós, Jacob.
Cuando quiero darme cuenta…
Estoy sentada a la mesa de una cafetería que está cerca de la escuela.
Y ahí es donde estoy ahora.
Conmocionada aún por todo lo ocurrido.
Viene la camarera…
¿Qué puedo traerte, querida?
Oh, eh… solo café. Gracias.
Enseguida.
De repente, entra Lizzie con sus amigas.
Vaya, vaya, vaya…
Miren a quién tenemos aquí.
Me fijo si tengo el orbe metálico en el bolsillo.
Déjame en paz, Lizzie.
Te lo advierto.
Oh, ¿sí? ¿Y qué vas a hacer, perdedora?
Saco el orbe y lo aprieto fuerte.
Luego cierro los ojos.
SSSSS.
Lizzie y sus amigas gritan.
Yo abro los ojos…
Y ellas están flotando patas arriba cerca del techo…
Cada una, con la cabeza envuelta en su vestido.
¡Bájame de aquí!
Llora como una bebé.
Todo el restaurante entra en un frenesí.
Yo me río y salgo por la puerta.
Luego miro al cielo.
Una preciosa estrella fugaz cruza el firmamento.
Y en ese momento, sé que Jacob está mirando.
Estoy bastante segura de que soy la única persona que puede decir esto:
Mi amor es de otro mundo.
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