El otro lado de la moneda - Episodio 1
by Joseph Evans
Entro a mi dormitorio tras un día de mucho trabajo en la escuela.
Saco mi láptop de la mochila…
Pero mis torpes manos la dejan caer…
Y se estrella contra el suelo.
Tras un momento de conmoción y pánico…
La levanto con cuidado y la coloco sobre mi escritorio.
La abro, mirando con solo un ojo.
La pantalla está completamente en negro.
¡Por favor, no estés rota!
¡No tengo dinero para una computadora nueva!
Le doy un golpecito en el costado, pero nada sucede…
Así que la golpeo con fuerza…
Y la pantalla vuelve a la vida.
Pero en lugar de mostrar mi escritorio…
La pantalla solo muestra una extraña estática.
Luego de un momento, la estática desaparece…
Y veo a un chico que me mira.
Dios mío.
Mi computadora inició una videollamada…
¡Con un desconocido!
Hola, ¿puedo ayudarte?
Me quedo mirándolo, pasmada.
Tiene más o menos la misma edad que yo…
Y es increíblemente apuesto.
Yo... eh… no, no realmente.
Creo que te llamé por accidente.
De hecho, no te llamé en absoluto.
Mi computadora se cayó…
Y cuando la abrí, ahí estabas.
El chico se ríe…
Y su sonrisa tiene algo que me hace sentir mariposas en el estómago.
Soy Owen, por cierto.
Yo soy…
¿Sky?
Frunzo el ceño, preguntándome si me conoce.
Está escrito en la puerta detrás de ti.
Oh, claro.
Siento que mis mejillas se ponen coloradas.
Había olvidado que aún tenía ese letrero de mi infancia.
Bueno, fue un gusto conocerte, Owen…
Pero será mejor que lleve esta computadora al servicio técnico.
Claramente está rota.
Oye, espera.
¿No crees que hay algo más detrás de esto que solo una computadora averiada?
¿A qué te refieres?
Siempre me ha interesado lo inexplicable.
Universos múltiples, hoyos negros, materia oscura…
Y el destino.
¿Qué tal si nuestro destino era conocernos así?
Alzo una ceja.
No estoy segura de creer en esas cosas.
Tal vez tengas razón.
Supongo que simplemente creo que las cosas pasan por una razón…
Especialmente luego de lo que me sucedió hace cinco meses.
Abro bien los ojos.
¿Qué te sucedió?
Owen respira hondo.
Estaba conduciendo mi motocicleta…
Y un camión se pasó una luz roja.
Me levantó por los aires.
Estuve tres días en coma…
Y los doctores le dijeron a mi mamá que las probabilidades de que sobreviviera eran del 50%.
Mi vida dependía básicamente de lanzar una moneda.
Y agradezco todos los días que esa moneda haya caído del lado correcto.
No puedo evitar creer que mi destino era vivir.
¡Vaya! Eso es increíble.
Supongo que algo así puede cambiar tu forma de pensar.
Entonces, ¿estás de acuerdo conmigo?
¿Crees que fue el destino lo que nos puso en contacto de esta manera?
No sé qué creo respecto al destino…
Pero creo que será mejor que me digas tu nombre y tu correo electrónico…
En caso de que se corte la comunicación.
Owen se ríe.
Oh, sí, ¿te imaginas?
JAMÁS nos encontraríamos de nuevo.
Mi nombre completo es Owen...
Espero a que Owen termine, pero solo me sonríe.
¿Owen qué?
Cuando no reacciona, me doy cuenta de que no se está tomando su tiempo para responder.
La imagen está congelada.
No, no, ¡NO!
Saco rápidamente una foto de la pantalla con mi teléfono…
Para al menos tener una foto de él como referencia.
Un segundo después, la llamada se corta…
Y veo el escritorio de mi pantalla.
Abro mi programa de videollamadas…
Y reviso mi historial de búsqueda…
Pero no hay ningún registro de la llamada.
Abro la foto que saqué en mi teléfono…
Y agrando la imagen usando mi dedo índice y mi pulgar.
Me desplazo por la imagen…
Buscando cualquier cosa en el fondo que pudiera darme su nombre completo.
Y luego lo veo...
Un trofeo en su escritorio con la inscripción:
“Owen Brooks, Campeón Junior de Motociclismo - 2019”.
Escribo “Owen Brooks” en la barra de búsqueda de mi programa para videollamadas…
Y su contacto aparece de inmediato…
Junto a una foto de él.
¡Te encontré!
Hago clic sobre el botón de videollamada…
Y me acomodo el cabello…
Pero cuando atienden la llamada…
No es Owen quien está del otro lado de la cámara…
Es una mujer de mediada edad.
Hola, habla Helena Brooks.
Oh, eh… lamento molestarla.
Estoy buscando a Owen.
Helena inclina la cabeza hacia un lado.
¿Eras amiga de Owen?
Miro de un lado a otro, preguntándome cómo explicar la situación.
Eh… Algo así.
Helena se lleva las manos al cuello.
Oh, cariño... no te has enterado, ¿verdad?
Arrugo el rostro.
¿Enterarme de qué?
Helena traga saliva, y puedo ver que le cuesta hablar.
Owen tuvo un accidente de motocicleta hace cinco meses.
Los doctores dijeron que sus probabilidades de sobrevivir eran del 50%…
Y lamento decirte que no sobrevivió.
Entrecierro los ojos, sin creer lo que escucho.
Estoy a punto de decirle que no puede ser verdad…
Porque acabo de conversar con él…
Cuando recuerdo la extraña estática de antes de que la llamada conectara…
Y la ausencia de cualquier tipo de historial de conversación.
Lamento mucho darte esta noticia, cariño.
¿Conocías bien a mi hijo?
Salgo de mi estupor con una sacudida.
En realidad no, pero…
Me dejó una gran impresión.
Como a todas las personas que conocía.
Probablemente sepas que a mi hijo le interesaba mucho lo inexplicable.
Él creía en la teoría de que hay múltiples universos.
No es algo que me resulte fácil de creer…
O que termine de entender, si soy honesta.
Pero a veces me gusta pensar que…
Tal vez haya al menos un universo…
En el que la moneda cayó del otro lado…
Y mi hijo sobrevivió.
Miro la foto en mi teléfono…
Donde Owen muestra esa apuesta sonrisa suya…
Y no puedo evitar sonreír un poco yo también.
Alzo la vista hacia la madre de Owen, y nuestras miradas se conectan.
También me gusta pensar eso.
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